La empresa de seguridad informática McAfee reveló el mes pasado un ataque cibernético contra cinco multinacionales del gas y el petróleo para robar información estratégica. Se trata de uno de los casos más recientes y llamativos, pero desde luego no el único.
En los últimos meses se han conocido otros sonados ejemplos: espionaje de datos clave del banco de inversiones estadounidense Morgan Stanley, ataques contra Google, que se extendieron a una decenas de otras empresas, o el 'malware' (software pernicioso) contenido en aplicaciones con apariencia inocente para su sistema operativo Android para celulares.
Los teléfonos inteligentes o smartphones con conexión a Internet son un objetivo preferido por quienes roban información, porque la mayoría de los que se encuentran en manos de usuarios privados no tienen antivirus o cortafuegos, a diferencia de las PCs.
El denominador común en todos los casos es que se trata de empresas grandes y poderosas, que manejan información muy valiosa. Y de todos los sectores, no solamente vinculados a la informática o la tecnología.
El espionaje industrial, definido como la estrategia para obtener datos de los competidores para conseguir ventajas competitivas, va cada vez más ligado a la tecnología a medida de que ésta gana relevancia en las actividades empresariales, por más que se sigan utilizando otros métodos tradicionales, no siempre ilícitos, como un empleado que pasa de una compañía a otra o estudiar los productos de la competencia en ferias o exposiciones.
En los últimos meses se han conocido otros sonados ejemplos: espionaje de datos clave del banco de inversiones estadounidense Morgan Stanley, ataques contra Google, que se extendieron a una decenas de otras empresas, o el 'malware' (software pernicioso) contenido en aplicaciones con apariencia inocente para su sistema operativo Android para celulares.
Los teléfonos inteligentes o smartphones con conexión a Internet son un objetivo preferido por quienes roban información, porque la mayoría de los que se encuentran en manos de usuarios privados no tienen antivirus o cortafuegos, a diferencia de las PCs.
El denominador común en todos los casos es que se trata de empresas grandes y poderosas, que manejan información muy valiosa. Y de todos los sectores, no solamente vinculados a la informática o la tecnología.
El espionaje industrial, definido como la estrategia para obtener datos de los competidores para conseguir ventajas competitivas, va cada vez más ligado a la tecnología a medida de que ésta gana relevancia en las actividades empresariales, por más que se sigan utilizando otros métodos tradicionales, no siempre ilícitos, como un empleado que pasa de una compañía a otra o estudiar los productos de la competencia en ferias o exposiciones.
El espionaje industrial existe desde los orígenes de la producción capitalista, pero las herramientas informáticas le dan una nueva dimensión que irá sin duda en crecimiento.
Expertos en seguridad subrayan que la forma de defenderse es una mezcla de mejora de la seguridad tecnológica y sentido común, porque gran parte del espionaje sigue dependiendo de las personas. Peter Pender-Cudlip, director ejecutivo de la compañía de seguridad londinense GPW, destaca que "detrás de cada caso de espionaje industrial hay un individuo dirigido por los motivos de siempre: dinero, ideología, compromiso o ego".
Obtenido de http://www.vanguardia.com.mx/semultiplicaelciberespionajeindustrialjuntoconlasredessociales-690795.html el 5 de abril de 2011.
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